domingo, 23 de septiembre de 2012

REVOLUCION DOCEAÑISTA

REVOLUCION DOCEAÑISTA


Son históricos los hechos que modifican o tienen por finalidad la modificación del orden normal de los acontecimientos, siendo el pueblo su principal protagonista.

En esta noche justamente, vamos a recordar un acontecimiento de esa naturaleza, rindiendo homenaje a los protagonistas de la Revolución de Huánuco de 1812, que se inmolaron hace dos siglos en la lucha por la libertad.

Al respecto José Varallanos nos dice: “La Revolución de Huánuco, fue gestada y dirigida por mestizos –indo hispanos- , cholos, en todo el ámbito de su geografía –Huánuco, Pasco, Huamalíes, Conchucos, Huaylas y Cajatambo- y ejecutada por el pueblo, constituido en su mayoría por indios”.

La mencionada gesta revolucionaria tiene una significación imperecedera, como todas las gestas libertarias libradas en la historia de la humanidad, aquellas que buscan rescatar al hombre del oprobio de la esclavitud y la dominación. /

A comienzos del siglo XIX tuvieron lugar en España una serie de acontecimientos políticos, que terminaron por debilitar el poder del Imperio español.

Junto a esto se produjo una intensa publicación de libros e impresos, difundiendo las ideas de la Revolución Francesa. De esta manera se empezó a pensar en la idea de independizarse de la corona española. Los documentos incitando a la rebelión empezaron a llegar al Perú.

A esto se sumaba la intensa labor ideológica de clérigos como el agustino Fray Marcos Durán Martel, que desde el púlpito concientizaban, a la vez que difundían ideas libertarias en conversaciones personales y grupales.

Ellos solían celebrar reuniones secretas en las casas de Huallayco, Armendáriz y San Marcelo, manteniendo relaciones con otras provincias.

Las llamadas juntas secretas eran dirigidas por Fray Marcos Durán Martel, estableciendo contactos en las diferentes provincias. El plan consistía en tomar la ciudad con los indios panataguas y de los pueblos circunvecinos, estableciendo los criollos y mestizos un gobierno revolucionario, en ejercicio de la autonomía andina, el plan estratégico lo había diseñado Fray Marcos Durán Martel, con la tenacidad y convicción de un ideólogo. Todos los pueblos comprometidos esperaban la orden para entrar en acción.

Sin embargo un exceso de las autoridades españolas, colmó la paciencia de los panataguas, tanto que el sábado 22 de febrero, liderados por José Contreras, marcharon conjuntamente con los indios chupachos, de los pueblos de ambas márgenes del río Huallaga, con destino a Huánuco instalándose en el puente de Huayopampa.

Los españoles fracasaron en su afán de resistir y el día 23 los insurgentes a los gritos de ¡Usha chapetón! ¡Muera chapetón! ingresaron a la ciudad. Los españoles emprendieron fuga con destino a Cerro de Pasco.

El día 26 se reunieron y eligieron la Junta que gobernaría la ciudad, eligiendo como Sub Delegado a Domingo Berrospi, posteriormente elegirían a Juan José Crespo y Castillo como Jefe Militar y Político de la Revolución.

Los días sucesivos Crespo Castillo, Fray Marcos Durán Martel, José Rodríguez y otros líderes, tocando a rebato las campanas de la Iglesia, convocaron a los vecinos a formar parte del ejército libertario a partir de los 12 años. El próximo paso a darse era la toma de la ciudad de Ambo, donde se habían refugiado los realistas.

El día jueves 5 de marzo de madrugada tomaron la ciudad de Ambo, desde donde la insurrección se extendió a los pueblos vecinos. Los patriotas de Huamalíes se pronunciaron por la causa, liderados por Norberto Haro. La revolución se extendió por los ahora pueblos de las provincias de Huamalíes, Dos de Mayo, Yarowilca, así como en las subdelegaciones de Conchucos, Huaylas, Cajatambo y Yanahuanca.

Tomado conocimiento de los sucesos el Intendente de Tarma José González de Prada lo comunicó al Virrey Abascal, quien dispuso que las milicias conocidas como los Dragones y Fusileros de Tarma, se encargaran de develar el movimiento, desplazándose desde la ciudad de Cerro de Pasco con destino a Huánuco. Tenían instrucciones especiales para reprimir a José Contreras sindicado como cabecilla del movimiento.

Los patriotas se movilizaron en dos frentes, por Tomayquichua y Huacar hacia Ambo, y la otra por Huancahuasi y Quicacán a las alturas de Ayancocha.

El ejército insurgente nos dice José Varallanos constaba de 3000 a 4000 hombres, formado en su mayoría por indios chupaychos y panataguas, en cuyas filas se encontraban mujeres, ancianos y niños, estaba armado de hondas, palos, lanzas, unos cien fusiles y dos cañones de maguey.

El sábado 16 de marzo llegó a Ambo el contingente realista, González de Prada venía con 600 infantes dotados de fusil con bayoneta, 150 lanzas, 100 de caballería con pistola y espadas, 4 cañones de montaña y sus municiones.

El día miércoles 18 de marzo los patriotas se acantonaron en las inmediaciones del puente de Ayancocha.

El fuego se desató cercano el mediodía, los españoles a sangre y fuego después de dura lucha se apoderaron del puente, persiguiendo a los patriotas por el llano de Ayancocha, en donde los atacaron por la espalda cuando huían, imponiendo su mayor capacidad bélica. Es este el escenario heroico de Arcopunco donde aproximadamente mil revolucionarios, entregaron sus vidas por la causa de la libertad, victimados de manera inmisericorde.

La masa indígena se batió en retirada, retornando en grupos a sus pueblos. Cortaron el puente de Huayopampa. Crespo Castillo intentó resistir en el cerro de Visacaca. Los españoles con aires de triunfo ingresaron a la ciudad, disponiendo la captura de los líderes fugitivos de la insurrección.

Crespo Castillo fue capturado en las montañas de Chinchao, José Rodríguez y Antonio Espinoza en las montañas de Chingualá, Fray Marcos Durán Martel en Huayllacayán, Norberto Haro en Huamalíes.

Fueron sometidos a juicio más de cincuenta inculpados, siendo condenados a morir fusilados Juan José Crespo y Castillo y José Rodríguez, a morir ahorcado Norberto Haro, a Fray Marcos Durán Martel a deportación perpetua del Perú y a prestar servicios por 10 años en un hospital de España, privado de su ejercicio sacerdotal.

Un día como hoy fueron ajusticiados en la Plaza de Armas de nuestra ciudad, los insignes patriotas Juan José Crespo y Castillo, José Rodríguez y Norberto Haro, junto a la torre de la Catedral.

Les ruego acompañarme con un minuto de silencio en memoria de los revolucionarios huanuqueños de 1812.

(gracias)

Con el poeta Alejandro Romualdo les decimos:

¡QUERRAN MATARLOS Y NO PODRAN MATARLOS

Y VOLVERAN GRITANDO LIBERTAD SOBRE LA TIERRA!.











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