martes, 6 de enero de 2009

FRENTE AL ACUERDO DE INTENCIÓN REGION ANCASH, HUANUCO, UCAYALI

El reciente 10 de diciembre, en la Casa de Gobierno del país, los presidentes de las regiones de Ancash, César Alvarez; Huánuco, Jorge Espinoza; y Ucayali, Jorge Velásquez, suscribieron un Acta de Intención para la conformación de una región, como parte del proceso de regionalización del país. Estuvieron presentes el Presidente de la República Alan García Pérez y el Presidente del Consejo de Ministros Yehude Simon Munaro.
Este tema de por sí importante, ha sido materia de las más trascendentales luchas del pueblo de Huánuco en la segunda mitad del siglo pasado, pues siempre la colectividad ha tratado de ver a través de este proceso sus posibilidades de desarrollo económico, social y político. Por eso su repercusión es significativa, a pesar de las frustraciones que en muchos casos ha traído consigo.
Aun cuando es sumamente complejo hablar del tema de descentralización en un país dependiente económica y financieramente, con un gobierno sumiso al modelo neoliberal, es necesario para nosotros intentar un breve análisis de lo que significa la firma del mencionado documento.
El acuerdo suscrito por los presidentes regionales mencionados es la expresión de una voluntad política, ejercida a través del poder que representan, para impulsar el proceso destinado a la creación de una región conformada por las regiones de jurisdicción departamental Ancash, Huánuco y Ucayali. Para ello se comprometen a cumplir tres tareas fundamentales: Elaborar la propuesta técnica, porque ésta no existe; ejecutar acciones destinadas a lograr el consenso de las organizaciones de base tanto de gobierno como los Concejos Municipales y las organizaciones de la sociedad civil y popular, pues éstas al parecer tampoco se han ejecutado; y desarrollar acciones para implementar y poner en marcha la región piloto.
Esto, de acuerdo a la Ley de Bases de Regionalización, los llevaría a generar una propuesta para ser sometida a referéndum y una vez lograda la aprobación por este medio, gestar la creación de la región a través de la correspondiente ley. Como se puede apreciar el camino es largo y esforzado, y debe llevar consigo el compromiso de la identidad y el desarrollo regional.
Tengo el convencimiento de que las regiones para la descentralización no se crean desde el centro del poder, porque resultan siendo regiones administrativas que solo sirven a fines burocráticos. La región es producto del desarrollo económico, social, político y cultural dado a través del tiempo. Es un ente dinámico que transforma el territorio y se nutre de él, y está en permanente proceso de retroalimentación del ambiente natural, social, económico, político, creando y recreando cultura.
Estas son las regiones reales, producto de la creación popular a través de la historia, mas allá de los límites físicos y formalidades legales, las regiones no son únicamente un espacio territorial, es la conciencia de identidad cultural dada a través del tiempo, esto no es otra cosa que el regionalismo, sin el cual no puede existir la región, nos lo decía Luis Flores Galindo.
Por eso, revisando nuestros antecedentes históricos vamos a encontrar que este publicitado acuerdo de intención ha producido en el pueblo la misma discrepancia de anteriores oportunidades, ante circunstancias análogas, aun cuando no las mismas reacciones. El año 1976, cuando el Presidente Morales Bermúdez lanzó su propuesta de regionalización, en un nivel desconcentración, conformando la región con Pasco y Junín, produjo la respuesta del pueblo de Huánuco que en un Cabildo Abierto decidió asumir una posición de lucha, mancomunada con Cerro de Pasco. Lo mismo sucedió en 1968 cuando el gobierno aprista intentó imponer la región con el departamento de Ancash. Se libraron luchas, también conjuntas con el departamento de Pasco, que duraron casi tres años, hasta que resultó la creación de la Región Andrés Avelino Cáceres. Estos hechos merecen ser analizados para tratar de descubrir en ellos un fermento de identidad regional en el pueblo de Huánuco.
En lo relacionado al acuerdo de intención podemos apreciar existe un hecho fácilmente observable, es el que reside en la ausencia de respaldo popular, si bien es cierto que en la firma del documento han estado presentes los alcaldes provinciales y distritales, como expresión simbólica de conformidad, las reuniones de concertación llevadas a efecto en Chimbote, Pucallpa y Huánuco no han sido suficientes para considerar que la propuesta ha sido consensuada. En los casos anteriores tampoco hubo consulta a las bases. Entonces la reacción del pueblo no solo se produce por la inconformidad con la propuesta sino por la manera como ésta es desarrollada desde arriba. Y en un proceso de regionalización, que pretende servir a la descentralización e implica un tratamiento democrático no es posible aceptar esa metodología.
Asimismo, nosotros consideramos que la creación de una región administrativa con fines de descentralización debe hacerse sobre la base de un proyecto de desarrollo integral de las jurisdicciones a unirse, regionalizar no solo es integrar territorio y población, es integrar futuro, por eso es que reparamos esta ausencia , cuya carencia nos impide en este caso emitir una opinión prospectiva.
La reacción inicial que nos ha producido el acuerdo de intención en cuanto al contenido de la propuesta ha sido la de reclamar por la ausencia de Pasco y extrañarnos por la presencia de Ancash, que rechazamos en el anterior gobierno aprista, subsistiendo hasta el presente las razones de la negativa. Unida a estos juicios está la simpatía por la integración regional con Ucayali, juridisdicción cuyos orígenes pasan por Huánuco a través de la carretera central cuando se produjo el nacimiento de Pucallpa.
Como es comprensible, por su extensión, profundidad y complejidad este tema no es posible tratar en un solo artículo periodístico, máxime si aun los gobiernos regionales proponentes, no han dado a conocer a plenitud los fundamentos de la proposición; mas creo que lo positivo de este acuerdo, es el haber motivado nuevamente poner el asunto de la descentralización en debate, renovar la inquietud por los proyectos de desarrollo y recordar que hace mucho tiempo nos hemos olvidado en Huánuco de tratar asuntos relacionados con la problemática económica, social, política y cultural, que vienen como en el presente en situaciones coyunturales.

Por esta razón, en un esfuerzo de síntesis he tratado de enunciar algunos aspectos que considero necesarios para prevenir un debate posterior que estimo imprescindible, donde participen tanto las autoridades regionales que sostienen la propuesta y los representantes de las bases y el pueblo mismo. Dejando en claro que cuando se llegan a estas instancias las propuestas oficiales no son inconmovibles, solo de esta manera los gobiernos regionales sustentarían sus decisiones en pronunciamientos de auténtica democracia.
Para el efecto considero necesario reiterar un concepto en el sentido de que la regionalización no es una suerte de panacea, sin embargo estando involucrado nuestro pueblo tenemos el imperativo de participar en su construcción, procurando que esta sea lo más correcta, democrática y equitativa posible, y constituya un efectivo instrumento de la descentralización.